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julio 17, 2014
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Washington, 17 jul (EFE).- Drones,
helicópteros con visión nocturna y un millar de soldados armados es la
receta propuesta por el gobierno de Texas y algunos conservadores para
hacer frente a la llegada masiva de menores de edad centroamericanos a
través de la frontera con México.
El gobernador de Texas, Rick Perry, ha pedido al
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que autorice el envío de
1.000 efectivos de la Guardia Nacional del estado para ayudar a los
agentes federales de la Patrulla Fronteriza.
El objetivo es frenar las entradas ilegales a lo
largo de los 2.000 kilómetros de frontera entre Texas y México, como
medida disuasoria y para no descuidar la lucha contra el crimen
transfronterizo.
Obama, que como comandante en jefe de la Unión
debe autorizar despliegues de fuerzas estatales con fondos federales, ha
dicho que estaría dispuesto a aceptar el despliegue de militares en la
frontera solo como medida temporal y siempre que se apruebe una partida
presupuestaria para atender a los menores inmigrantes.
"Estamos listos para responder a la llamada de
nuestras autoridades civiles", explicó en entrevista con Efe el portavoz
de de las Fuerzas Militares de Texas, el mayor Travis Walters.
Ésta no sería la primera vez que Obama ordena el
despliegue de la Guardia Nacional en la frontera, algo que ya hizo entre
2010 y 2011, con el despliegue de 1.200 militares entre San Diego
(California) y Brownsville (Texas).
Previamente, entre 2006 y 2008, George W. Bush
ordenó la Operación Jump Start, que desplegó a 6.000 miembros de la
Guardia Nacional, un movimiento que fue visto como la primera gran
militarización de la región fronteriza.
Según una auditoría ordenada por el Congreso en
2011, esas dos operaciones militares costaron 1.350 millones de dólares,
con los que se comenzaron a utilizar por vez primera vez drones aéreos
de vigilancia, se levantaron más vallados y se apostó a militares
armados a lo largo de la línea fronteriza.
La motivación principal en aquellas dos ocasiones
fue el temor a que la violencia de los cárteles se extendiera a las
regiones fronterizas de EE.UU. y que aumentara el tráfico ilegal de
drogas, armas o personas; hoy, el miedo es la oleada de menores
centroamericanos que cruzan solos con la intención de entregarse.
El congresista republicano por Texas Louie Gohmert
ha llegado a sugerir que el uso de la fuerza militar está justificado
en esta situación que definió como invasión, ignorando a aquellos que
llaman a esta crisis migratoria una emergencia humanitaria.
Gohmert la prefirió llamar "invasión en masa",
"una amenaza a nuestra propia existencia" y por ello el Congreso tiene
la autoridad para llamar al Ejército.
Desde octubre han llegado más de 57.000 menores
solos e indocumentados con la esperanza de reunirse con familiares en
Estados Unidos y de recurrir a las salvaguardas legales existentes en el
país que protegen a niños que piden asilo por miedo a ser víctimas de
la violencia o de la explotación.
La avalancha ha desbordado a la Patrulla
Fronteriza, que mantiene una fuerte presencia de más de 9.700 agentes en
Texas, casi la mitad de los 21.000 de todo el país, y advierte que está
descuidando operaciones de lucha contra el narcotráfico u otro tipo de
delincuencia.
"La Guardia Nacional puede llenar ciertos vacíos
de las agencias federales y estatales, como la capacidad de proveer
vigilancia aérea nocturna, así como comunicación y coordinación en
tiempo real para los agentes sobre el terreno", explica Walters.
La "Fuerzas Militares de Texas", nombre que da el
estado a su Guardia Nacional, nacida a comienzos del siglo XIX cuando
este estado era una república recién independizada de España y México,
pueden aportar equipos de alta tecnología.
El "Ejército Tejano" dispone de aviones no
tripulados o "drones" Predator y helicópteros para realizar misiones de
vigilancia en operaciones de lucha contra el narcotráfico.
"La misión dual de la Guardia Nacional
(despliegues ordenados por el gobierno federal o el estatal) nos permite
estar muy bien entrenados", según Walters, quien recuerda que las
guerras de Irak y Afganistán, donde este cuerpo militar heredado de la
época de las colonias ha servido, los sitúa ahora "en el más alto nivel
de preparación en décadas".
Congresistas y senadores demócratas consideran que
desplegar a la Guardia Nacional en la frontera no ayudará a aminorar
esta crisis humanitaria, ya que los que cruzan el río Bravo tienen
intención de entregarse a las autoridades nada más llegar y confiar en
que puedan quedarse por motivos humanitarios.
La mayoría de los centroamericanos que esperan
para cruzar dan por hecho que serán capturados y solo esperan a que el
tiempo y las garantías legales a las que tienen derecho jueguen en su
favor.
OEA rechaza pedidos de acelerar deportaciones de niños en Estados Unidos
La Organización de Estados Americanos (OEA)
rechaza el pedido de algunos políticos norteamericanos para acelerar las
deportaciones de los niños centroamericanos que llegan a ese país,
afirmó hoy el secretario general del organismo, José Miguel Insulza.
"Nosotros rechazamos absolutamente las propuestas
de algunos en Estados Unidos de que (los niños) sean expulsados
sumariamente", enfatizó Insulza durante una rueda de prensa ofrecida en
la sede del Congreso peruano.
El secretario general dijo que hay que respetar
los derechos de los niños y criticó que algunos consideren que son una
amenaza para la seguridad de los Estados Unidos.
"¿Qué seguridad pueden afectar un grupo de niños y
adolescentes desarmados, que no tienen a nadie que pueda hacerse cargo
de ellos?", preguntó.
Insulza también dijo que los casos de menores ilegales "tienen que ser tratados con la ley, pero adecuadamente".
"Si las normas internacionales son muy claras:
tienen que darles la posibilidad de una entrevista, tienen que
atenderlos humanamente, darles refugio si corresponde, y todo eso se
puede hacer de común acuerdo", agregó.
El secretario de la OEA dijo que espera "que este
llamado sea acogido por todos. Los presidentes centroamericanos lo único
que quieren es tener una mesa de diálogo en la cual discutir el
problema y ver entre todos como se puede resolver."
"Esta cifra ha crecido enormemente, cuando digo ha
crecido enormemente es más de 90 % en un año, hoy día hay más menores
no acompañados ingresados a Estados Unidos en los primeros seis meses
del año que en todo el año pasado, estamos creciendo a un ritmo
impresionante", indicó.
Insulza señaló, sin embargo, que "cuando las cosas
funcionan mal o no funcionan durante mucho tiempo hay que hacerlas de
otra manera" por lo que opinó que "hay que buscar algo distinto que
hacer" para afrontar el tema.
"Está claro que la pura represión, el puro seguir
parando a los chicos y devolviéndolos, e internándolos en asilos,
etcétera, no funciona porque ya se está haciendo hace mucho tiempo y lo
único que está haciendo es que esto crezca", indicó.
Insulza ratificó que este "es un tema tan complejo
que naturalmente no se puede seguir tratando unilateralmente, no puede
Estados Unidos hacer una política y los países centroamericanos otra".
Se debe elaborar, aseguró, "un plan regional entre
todos los afectados: los que son origen de migración y los que son
receptores de migrantes, hay que buscar acuerdos para hacer una
migración más ordenada".
Concluyó que si el propio presidente
norteamericano, Barack Obama, ha señalado que se trata de "un grave
problema humanitario, el tema del derecho de los niños toma prioridad
sobre cualquier otro." EFE.
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