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enero 16, 2012
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“Nosotros llevamos seis años de relación y yo le había prometido un crucero para que conociera Roma y El Vaticano. Nos las estábamos pasando genial, pero todo pasó a ser un infierno”, dijo Escalante Florentino al relatar a LISTÍN DIARIO la dramática experiencia del naufragio.
Escalante cuenta que eran las 9:00 de la noche y se servía la cena en el barco cuando escucharon una estruendosa explosión que hizo volar los platos de la bandeja de un camarero, mientras las botellas de vino y las copas caían al piso.
El temor se apoderó de todos los pasajeros, pero volvieron a la calma cuando el capitán les pidió no preocuparse porque “todo está bajo control”, tras explicar que el barco había sufrido una pequeña avería en su motor.
“Pasaron 15 minutos, pero el barco se iba inclinando cada vez más, mientras la tripulación y los camareros iban corriendo por todo el barco con chalecos salvavidas puestos, mientras nosotros estábamos todos en la mesa cuando en teoría teníamos que ser los primeros en ser protegidos”, dijo.
Tras suponer que algo no andaba bien, Ramón pidió a Darisa que le acompañara al camarote que estaba ubicado en la planta número 9 de la embarcación que ya se inclinaba a la deriva. La pareja subió los seis pisos que separaban el restaurante de su habitación “como el que se está trepando a un árbol”.
Una vez en el camarote sólo atinaron a ponerse el chaleco y unos tennis, pues llevaban puestos tacones de fiesta. Fue entonces cuando sonó el aviso de que iban a ser evacuados porque el barco se hundía. Cuando llegaron al punto de la evacuación se encontraron con más de cuatro mil personas en fila. La desesperación se apoderó de los pasajeros. “Todo el mundo tirándose por encima de los demás, la madres tiraban a los niños para que se metieran en la barca”. Escalante recuerda que algunas madres decían “vete hijo mío que yo prefiero morirme para que te salves tú”.
Dijo que fue un crucero fatal para muchas personas, incluyendo a su camarero personal, que según dijo se ahogó al igual que la persona que los guiaba.
MarÍa Escalante
La hermana de Ramón Escalante, residente en el sector Alma Rosa II, asegura que su hermano está vivo por las oraciones.
Juan González
El comunicador puertoplateño, progenitor de Romelia Darisa, agradece a Dios que su hija haya sobrevivido al naufragio.
ROMELIA DARISA CUENTA SU EXPERIENCIA
La dominicana Romelia Darisa González, bióloga marina, quien lleva 10 años residiendo en el principado de Andorra, donde trabaja para un laboratorio clínico, no podrá olvidar sus vacaciones a bordo del crucero “Costa Concordia”.
Tras la dramática experiencia, la sobreviviente de origen puertoplateño expresó que será la última vez que haga un crucero.
Dijo que vio dos veces la película “Titanic” y que “la única diferencia es que este relato lo estábamos viviendo nosotros, pero era exactamente igual. El caos que había, la gente llorando.
Usted no se puede imaginar el susto que pasamos”, manifestó González.
Aseguró que en el barco trabajaban nueve dominicanos, incluyendo seis camareros que le atendieron previo al naufragio. “A estos seis por suerte luego los vi en el puerto y estaban bien”, indicó dominicana.
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Para Rosalyn Rincon era una situación normal, en un día de trabajo común y corriente. Pero quizás no era el mejor lugar para estar cuando un barco empieza a hundirse: dentro de una caja, como parte de un acto de magia
La bailarina inglesa de 30 años formaba parte del equipo de entretenimiento del crucero Concordia, que el viernes en la noche se accidentó cerca de la isla italiana de Giglio. Al menos seis personas murieron y otras 16 se encuentran desaparecidas.
En el buque viajaban 3.200 pasajeros y 1.000 integrantes de la tripulación.
Cuando logró salir de la caja, la joven llamó a su madre, Claire, a decirle que el barco se estaba hundiendo.
Claire Rincon al principio no le creyó. Pensó que se trataba de un problema menor y que su hija estaba siendo demasiado dramática. "Sonaba algo histérica", recuerda Claire.
Comunicación cortada
Pero cuando su hijo le dijo que debía irse porque el barco se estaba ladeando y cortó la comunicación Claire se quedó blanca como una "hoja de papel". Y así permaneció toda la noche, sin ninguna noticia hasta la mañana siguiente.Durante la noche los medios de comunicación llevaron las noticias, pero no la tranquilidad. No sabía nada de Rosalyn.
En la mañana sonó el teléfono. No era su hija. Era el novio de ésta, que también viajaba y trabajaba en el barco como oficial ingeniero.
Rosalyn había logrado salir del barco. Afortunadamente para Claire, su hija no figura entre los 6 fallecidos. Ni tampoco entre los 16 desaparecidos.
Por la noche la tranquilidad fue total para los Rincon. Rosalyn pudo llamar a su madre. "Debe haber estado en el agua en algún momento, dado que me dijo que estaba toda mojada", explicó la madre.
No sólo tranquila, sino orgullosa también, explicó que su hija y otros miembros de la tripulación se aseguraron que de que los pasajeros hubiesen salido del barco antes de abandonarlo ellos mismos.
Esta vez, escapar de las dificultades representaba mucho más que un show de ilusionismo. En esta huida iba la vida misma. Y el truco salió bien.
Tres de los siete dominicanos que viajaban en crucero eran tripulantes
El Ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Morales Troncoso, informó que la embajada dominicana en Roma entregó la documentación de regreso al país a las dos pasajeras dominicanas del crucero italiano Costa Concordia y ofrece asistencia a tres dominicanos integrantes de la tripulación de la accidentada embarcación.
Los tres tripulantes dominicanos, identificados como José Darío Del Villar Vidal, José Antonio Lantigua y Martín del Rosario, están en estado normal y hospedados en el hotel Gran Duca, de la localidad italiana de Grosetto, de Toscana, en la región de Florencia, a más de 300 kilómetros de Roma.
De acuerdo a un comunicado enviado por la Cancillería, el embajador dominicano en Roma, Vinicio Tobal y el cónsul honorario de República Dominicana en Florencia, Lino Sorespieri, asisten a los tripulantes dominicanos y dan constante seguimiento a la situación generada con el naufragio del Costa Concordia.
La embajada detalló que hoy a las 10:00 de la mañana las pasajeras Raysa Otáñez y Rayrub Torres Otáñez asistieron a la sede diplomática y les fueron entregados pasaporte y carta de ruta.
“El Embajador Tobal nos informó que ellas estaban contentas pues se encontraban bien en medio de una situación como el naufragio del Costa Concordia y se disponían a gestionar los pasajes ante la firma representante del barco para regresar al país quizás el martes,”, explicó Morales Troncoso en el comunicado.
Con relación a los pasajeros Romelia Darisa González Pascual y Ramón Escalante Florentino, la Embajada explicó que el domingo en la madrugada la compañía del crucero informó que esas dos personas viajaron a Andorra en un vuelo de la aerolínea Alitalia.
El Canciller puntualizó que las autoridades diplomáticas y consulares dominicanas en Italia están atentas y en permanente seguimiento de todo lo relacionado con el accidente del Costa Concordia, que hasta el momento reporta un balance de 6 muertos y 16 desaparecidos entre las 4,269 personas a bordo.
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