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jueves, 19 de enero de 2012

Las familias de los desaparecidos del Concordia, el otro naufragio

 No nos iremos de aquí sin llevarnos a Erika viva o muerta", señaló a la BBC el padre de la peruana Erika Soria, camarera del Costa Concordia, una de las 21 personas que continúan desaparecidas por el naufragio. La familia viajó desde Perú hasta la costa donde el enorme crucero, inclinado e inundado, amenaza con hundirse por completo.

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Este jueves se reanudaron las labores de rescate que fueron suspendidas el miércoles porque el peligroso cambio de posición de la embarcación. La búsqueda se centrará en la cuarta cubierta, alrededor de un punto de reunión durante la evacuación.
La familia de Erika viajó de Perú a Italia para buscar a su hija desaparecida.
Y mientras la mayoría de los más de 4.000 pasajeros evacuados después del choque del barco con una roca de la isla de Giglio, regresan a sus casas, un pequeño grupo de familiares llega a tocar de puerta en puerta por sus seres queridos.
Las familias se aferran a la esperanza de por lo menos tener un cuerpo para llevar de regreso. Hace un par de días del casco del barco salieron otros cinco cadáveres aumentando la cifra de muertos a once.
Madeleine, hermana de Erika, guarda otra esperanza. Algunos miembros de la tripulación peruana en el barco (44 en total) le contaron que ella estuvo ayudando en la evacuación y luego se subió a una pequeña embarcación.
"Pero también nos dijeron que la embarcación estaba muy llena de gente y que todos cayeron al mar", detalló Berzabeth, otra de las hermanas de Erika.

"Mi hermano se quedó y el capitán se fue"

A una esperanza parecida se aferra el indio Kevin Rebello. Su hermano Russel, también camarero en el barco, estaba ayudando en las labores de rescate cuando el barco comenzó a inclinarse.
"Estoy muy confundido con todo lo que ha pasado. No sólo es mi hermano son 21 familias que todavía siguen buscando a sus seres queridos", comentó a la BBC desde la costa donde se observa el crucero. Kevin ha viajado desde Milán donde trabaja. El resto de la familia vive en Mumbai (India).
El indio Kevin Rebello busca a su hermano Russel, quien trabaja como camarero en el crucero.
Kevin, quien ha hablado con miembros de la tripulación india (120 en total), le contaron que su hermano estaba enfermo ese día y que justó cuando el barco chocó él estaba en su cabina.
"Mi hermano se quedó para ayudar. ¿No se supone que el capitán es el último en dejar el barco? Es algo que todavía no puedo entender"
Kevin Rebello, hermano de Russel, uno de los desaparecidos
"Se puso a ayudar en la evacuación. Me dijeron que llevaba un chaleco salvavidas y que se lo dio a un pasajero. Después no sé nada. Creo que pudo quedar atrapado debajo del barco o absorbido por el vacío", detalló a los medios.
Kevin no oculta su enojo e indignación. Este jueves al capitán del Costa Concordia, Francesco Schettino, quien había sido arrestado, se le ha permitido visitar a su familia en Nápoles mientras se abre una investigación.
"Mi hermano se quedó para ayudar. ¿No se supone que el capitán es el último en dejar el barco? Es algo que todavía no puedo entender", subrayó.
Este jueves los medios italianos citaron un documento filtrado de la investigación donde Schettino admite haber cometido un error de navegación.
El capitán señaló que "ordenó la vuelta demasiado tarde".

Los sobrevivientes y su historia

Los sobrevivientes, por su parte, comienzan a detallar la odisea que vivieron. Carnival Corporation, propietaria del Costa Concordia, anunció este jueves que se están poniendo en contacto con los pasajeros "para confirmarles qeu recibirán un reembolso por el precio del crucero y por todos los gastos relacionados".
Muchos afectados, no obstante, están estudian la posibilidad de entablar una demanda conjunta.
En Perú, donde arribaron los miembros de la tripulación, salvo Erika, las familias arroparon a sus seres queridos. Entre ellos la de Ángel Paredes, quien había sido contratado por el Costa Concordia como profesor de italiano y francés.
"Creían que se iban a hacer ricos en un crucero pero lo perdieron todo. Mi hijo perdió su computador, el dinero que ahorró, la ropa. Lo que llevaba encima es la ropa que le dio la Cruz Roja", relató a los medios peruanos Carmen Burga, madre del profesor.
A Manila (Filipinas), también arribaron unos 300 miembros de la tripulación, muchos decepcionados con la actuación del capitán.
"Algunos comentaron que hicieron su trabajo, que se aseguraron de que los pasajeros estuvieran a salvo pero que les extrañó no ver al capitán ni a los oficiales. Cuando se dierion cuenta que no estaban a bordo se sintieron muy defraudados", señaló Kate McGeown, periodista de la BBC en Manila.
En Bogotá (Colombia), también se observaron escenas parecidas. Diez miembros de la tripulación se reencontraron con sus familiares.
Cuando se le preguntó a Inés Montaña si volvería a subirse a un crucero, ella respondió a los medios colombianos: "No. Ahora quiero estar con mi familia. Cuando tienes la oportunidad de vivir de nuevo le das gracias a la vida".
Fuente/BBCMUNDO
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