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marzo 05, 2012
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Lea libera a oficiales
Observan
contradicción entre las declaraciones públicas del jefe de la Policía,
José A. Polanco Gómez, y el curso que llevaban las investigaciones
, se diluyó luego que todos los involucrados fueran liberados.
Ni la Policía, que en declaraciones a los medios de comunicación había atribuido a los arrestados cargos de narcotráfico y de sicariato, ni la Dirección Nacional de Control de Drogas (CNCD) cuyo titular, el general Rolando Rosado Mateo en persona realizó el apresamiento, se han referido a las razones por las que liberaron a todos los arrestados.
El pasado fin de semana fueron liberados el jefe del Destacamento policial de San Luis, el primer teniente Martìn Alcántara Hernández, alias Paquín, así como el jefe de la sección de Investigaciones Criminales contra la Propiedad (Robos), un capitán apellidado Villanueva, al igual que el cabo Elvin de la Paz Fañas y el raso Julio Aníbal Ozoria Valdez.
Papín, un oficial de 23 años de ejercicio nativo y conocido en San Luis como persona decente y Villanueva, residente en el sector La Toronja de Invivienda, es caracterizado por profesar la fe cristiana.
La Policía ya había liberado sin que les presentaran cargos los civiles Ángela Rosario de León, Pedro Hilario Reyes y Manuel Antonio González Ventura después que cumplieran en prisión el plazo de las 48 horas establecido en la Constitución.
¿Un caso mediático?
Mientras el procesamiento del caso, en que los uniformados eran mantenidos en prisión sin la menor de las pruebas y se liberaba a los civiles, el jefe de la Policía, mayor general José A. Polanco Gómez, emitió en Baní una declaración en la que relacionaba el caso con el narcotráfico.
En otra declaración, el mismo Polanco Gómez habría asegurado en una supuesta declaración escrita que tanto Alcántara Hernández y Villanueva como el cabo De la Paz Faña y el raso Osoria Valdez estaban ligados a un caso de sicariato.
Por esas declaraciones periodistas de distintos medios de comunicación condenaron a los apresados y al supuesto caso de sicariato, “cuando en realidad no se trató más que de un caso mediático”, según informaron familiares de los uniformados.
El operativo
La tarde-noche del 27 de febrero pasado en la intersección de las calles Juan Rosario y Primero de Mayo, frente a la Iglesia de Dios de la Profesía, en San Luis, se armó la de “no te menée” cuando Rolando Mateo a la cabeza de una patrulla “se tiró” en un aparatoso operativo en el que apresó a Ángela Rosario de León y los demás civiles.
El aparataje del caso fue tal que los felibreses del templo debierón poner pie en polvoreda y desplazarse veloces por calles y callejones para evitar un eventual intento de apresamiento o caer víctima de balaceras que no se produjeron.
El presidente de la DNCD recibió informes de parte del general Rafael Hubiera Peralta, encargado de Operaciones, en el sentido de que la yipeta que ocupaba Rosario de León, a quien se daba seguimiento por su supuesta vinculación con el tráfico de cocaína, estaba repleta de drogas y que la habían liberado del Destacamento de San Luis.
Los informes dan cuenta que ni Hubiera Peralta ni el general Ciriaco Núñez, de Inteligencia Delictiva de la Policía, pudieron sustentar ninguna de las acusaciones contra los arrestados.
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