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jueves, 11 de febrero de 2021

HOY SE CELEBRA LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO

 

 Hoy se celebra la memoria de la BV María de Lourdes se celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Por ello hoy hablaremos del sacramento de la Unción de los Enfermos.

Solo el sacerdote es ministro del sacramento de la Unción de los Enfermos (CIC 1003). Se le puede administrar a los fieles que han llegado al uso de razón que están en peligro por enfermedad o vejez. A una persona se le puede administrar en más de una ocasión si, recobrada la salud, contrae otra enfermedad o, si durante la misma enfermedad el peligro se hace mas grave (CIC 1004).

El rito del sacramento inicia con un saludo del sacerdote al enfermo y a cuantos están con el (Ritual de la Unción y del Cuidado Pastoral a Enfermos, RU en lo sucesivo, n. 125). Luego, el sacerdote puede rociar con agua bendita al enfermo y a la habitación diciendo “Que esta agua nos recuerde nuestro bautismo en Cristo, que nos redimió con su muerte y resurrección” (RU 128).

Luego puede dirigir unas palabras a los presentes o decir la oración: “Señor, Dios nuestro, que por medio de tu apóstol Santiago nos has dicho: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, y que recen sobre él, después de ungirlo con óleo, en nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo curará, y, si ha cometido pecado, lo perdonará». Escucha la oración de quienes nos hemos reunido en tu nombre y protege misericordiosamente a N., nuestro hermano enfermo (y a todos los otros enfermos de esta casa). Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén”. Acto penitencial. (RU 130)

Tras esa oración, si el enfermo desea confesarse, tiene lugar la confesión sacramental. Si no, tiene lugar un acto penitencial (RU 131).

Acabada la confesión o el acto penitencial tiene lugar la liturgia de la Palabra, en la que se lee algún texto de la Sagrada Escritura por uno de los presentes o por el mismo sacerdote (RU 135). A la liturgia de la Palabra le sigue una letanía, aunque la misma puede hacerse después de la Unción o en ambos momentos (RU 136).

Tras la letanía (o la lectura), el sacerdote, en silencio, impone las manos sobre la cabeza del enfermo (RU 139).

A la imposición de las manos sigue una oración de acción de gracias, salvo que haya que bendecir el oleo, pues en ese caso en ese momento tiene lugar la bendición del óleo (RU 139 y 140).

Tras la acción de gracias o la bendición viene la santa Unción, para lo cual el sacerdote toma el santo óleo y unge al enfermo en la frente y en las manos, diciendo una sola vez: “Por esta santa Unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. R. Amén. Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad. R. Amén.”

A ello le sigue una oración, que concluye con el rezo del Padrenuestro (RU 144 y 150).

Si el enfermo va a comulgar, tras el Padrenuestro se procede a la comunión sacramental. Si no lo hace o, tras la comunión, concluye el rito con la bendición del sacerdote (RU 151).

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