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miércoles, 17 de julio de 2013

Militares RD hastiados por la crísis económica y los bajos sueldos

Tomado de Ciudadoriental.com/Por Robert Vargas
Aquel soldado, un sargento él no me conocía. Yo tampoco a él. Nunca habìamos conversado ni nos habíamos visto.
Se trató de un encuetro fortuito mientras esperabamos que pasara una caravana de vehículos custodiados por elementos de la seguridad presidencial.
-"Es Margatita (Cedeño)", la vice presidenta dijo uno emocionado.

-"Esa mujer se ve que no le pica ni un mosquito", dijo otro maravillado por la "belleza" de Cedeño.
Aquel soldado, que estaba a mi lado, me dijo quedamente:
-"¡Gran vaina!, To´son iguales. Este dijo que lo haríamejor y mira eta mierda como ´ta".
El hombre etsaba irritadìsimo.
No era para menos.
Su cédula se había deteriorado y se vio obligado a viajar desde una de las provincias de la costa norte hasta el Centro de los Héroes para solicitar un duplicado.
-"La jodía cédula esa me costó 500 pesos", se quejó.
Argumentó que en la provincia donde está de servicio deberìan ofrecer ese servicio.
Entonces me comentó de que tuvo que gastar màs de 630 pesos en viaje de ida y vuelta màs lo que gastó en alimentación.
En ese momento, el hombre estaba más irritado.
Parecìa que quería encontrar alguien con quien desahogarse y me eligió a mì, que lo escuchè pacientemente.
-"Yo soy sargento y mi sueldo bruto es apenassuperior a los siete mil pesos, pero solo me salen cinco mil y pico, porque me descuentan por un montòn de cosas. Hasta le descuentan dinero a uno por unos jodìos boletos, y otras cosas", siguiò diciendo.
Me dijo que él tiene con què vivir porque "me la busco de otra manera con un negocito".
Pero, tras comentar sobre los precios de todos los alimentos y los bajos sueldos de los soldados, un brillo extraño se le notó en los ojos cuando dijo:
-"¡Aquì tiene que armarse una, pa´que nos matemos tó,  pa´ver si es bueno".
Allí nos despedimos como si fueramos viejos amigos.
Hasta se rió cuando,en el camino, me gritò en forma de confidencia y burlón que "a los guardias (que están de patrulla contra la delincuencia)  les dan un chao de los comedores pa´que se ten tranquilo".
A juzgar por su reacción, parece que el malestar es creciente entre los soldados, sobre todo porque no soportan los altos precios de los alimentos, las medicinas, los alquiles y otros servicios.
El hambre, con un fusil en las  manos, no es buena consejera.
Además, decìa Lidio Cadet, "el mal comío no piensa".
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