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mayo 10, 2019
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Peña Gómez
es considerado un paladín de la democracia, un orador que arengaba a las masas
y que, como una especie de imán, conseguía colocar al pueblo dominicano de su
lado.
Sus tres
intentos de llegar al poder en 1990, 1994 y 1996 se vieron frustrados por
campañas sucias, señalamientos racistas, acciones discriminatorias y ataques
deleznables por parte de sus adversarios políticos.
El primer
evento que lo catapultó como una figura a tomar en cuenta fue cuando anunció en
su programa radial el levantamiento cívico-militar en abril de 1965, que
posteriormente desencadenó la revuelta constitucionalista y la segunda
intervención estadounidense.
Durante
los 12 años de Joaquín Balaguer fue perseguido y censurado, por lo que en
ocasiones sus actividades políticas tuvo que hacerlas en la clandestinidad.
La férrea
oposición a los gobiernos de Balaguer le granjeó un liderazgo irrefutable que
llegó a ser respetado por el mismo caudillo reformista, a quien combatió hasta
el final de su vida.
Obtuvo la
alcaldía del Distrito Nacional en las elecciones de 1982 con el 53 por ciento
del total de los votos y su gestión es recordada como una de las más exitosas.
Su última
lucha política probablemente inició en 1994, cuando alegó que las elecciones de
ese año le fueron arrebatas mediante un fraude, situación que condujo una
reforma constitucional que redujo a dos años del período de Balaguer y a la
prohibición de la reelección.
En 1996
perdió las elecciones luchando contra el Partido de la Liberación Dominicana y
el Partido Reformista, quienes integraron el Frente Patriótico que dio paso al
poder a Leonel Fernández.
Dos años
después, el 10 de mayo de 1998, Peña Gómez perdió su última batalla contra el
cáncer; no sin antes perdonar a sus adversarios.
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