Marineras realizan labores rutinarias |
Santo
Domingo.- Pertenecer a una institución castrense implica una serie de riesgos a
los cuales no muchos quisieran exponerse y, sobre todo, si se pertenece a
una entidad dedicada a defender y proteger los intereses marítimos de
un Estado y combatir las nuevas modalidades del delito en el mar. Sin duda alguna,
es un oficio que requiere vocación, como elemento principal en el individuo.
Johany Rodríguez Sánchez, Marlene Uribe Martínez y Lourdes Prensa |
Para ser un oficial de este tipo se requiere destreza,
buenas condiciones físicas y mentales, y sobre todo valentía, rasgos que por lo
general no imperan en el supuesto sexo débil: la mujer.
El ingreso de mujeres en las Fuerzas Armadas tiene una
gran historia, pues la mayoría de ellas fueron reclutadas bajo la
categoría de ¨asimiladas¨, civiles que trabajan dentro de la institución, en
diversas actividades profesionales. Es en 1981 cuando se crea el Cuerpo Médico
Femenino y se incorporó el primer grupo de oficiales mujeres: dos del Ejército
Nacional, una de la Armada Dominicana y una de la Fuerza Aérea, con
rangos de teniente y capitán.
Capitán de navío Pérez Carvajal |
Sin embargo, las mujeres, con su desempeño han demostrado
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